Milán

En vísperas de lo que fue la fecha en la cual hace un año visité la ciudad de Milano, me dispongo a explicaros brevemente mi paso por la ciudad.

Primero de todo, remarcar que NO es un lugar que destaque por su bajo costo -así que pensad dos veces en el presupuesto con el que contáis y no os dejéis engañar por el billete de vuelo low cost . Además, deberéis de fijaros MUY bien a qué aeropuerto llega vuestro vuelo, ya que la ciudad de Milán conecta con el aeropuerto de Malpensa y con el aeropuerto perteneciente a la ciudad de Bergamo, la cual se encuentra un poquito (bastante) más lejos. Para nosotros la combinación fue llegada al primero y salida desde el segundo -¡y nos vino fenomenal!, puesto que así pudimos disfrutar de un día en Bergamo.


El imponente Duomo, la pomposa Galleria Vittorio Emanuele II, el teatro alla Scala y el recorrido hasta el Castello de la Sforza son must de todo viaje a la ciudad. Sin embargo, consejos de locales que anoté en mi diario días antes de llegar nos sirvieron para hacer una visita «redonda»entre ellos:

girar con los ojos cerrados sobre las «partes» del toro que hay bajo la cúpula (en el centro) de la Galleria en búsqueda de suerte.

probar los mejores bocadillos de TODO Milán en un puestecillo cercano al Castillo -se llama Chiosco Squadre Calcio, y tienen una amplia gama de tipos de bocadillos con nombres de jugadores de fútbol.

NO pagar por el transporte público -tal y como dice el refrán: «En Roma haz como los romanos».

Durante el día nuestro itinerario fue un non stop, por eso la cervecita en mitad de la plaza de las Colonne di San Lorenzo -bien entrada la noche- nos sabía tan sumamente bien.

A modo de recomendaciones personales, os aconsejo visitar: el pequeño Osario di San Bernardino alle Ossa -una capilla cuyas paredes están enmarcadas en un mosaico de huesos humanos, alucinante a la par de necrófilo-; el barrio de Lambrate -que destaca por su ambiente bohemio y acogedor- y el barrio de Chinatown; un aperitivo en Navigli; el Cementerio Monumental de Milán. NO recomiendo, sin embargo, el café Luce -lo encontré «bicheando» por internet y me pareció curioso el sitio puesto que está ambientado en la filmografía del cineasta Wes Anderson -pero ya os digo que fue una pateada curiosa para acabar viendo tres paredes mal empapeladas.

Como ya os dije al inicio de la entrada, nosotros al volver a España desde el aeropuerto de Bergamo decidimos dedicarle el día completo a la ciudad -se ve en un día perfectamente, así que fue buenísima decisión. Lo que sí aconsejo es dejar las maletas en las consignas que hay al lado de la estación de autobús (3-4€/taquilla), para así poder campar a vuestras anchas.

Lo interesante de esta pequeña ciudad es la Ciudad Medieval o Ciudad Alta, denominada así porque se encuentra en la cima de una colina. Para llegar coger el funicular es la mejor opción de todas, tanto por precio como por vistas. Arriba, distribuido alrededor de la piazza Vechia se encuentra la Basilica di Santa Maria Maggiore, el pallazo della Ragione, el pallazo Nuovo y la Torre Civica -cuyo campanario es el más grande de toda Lombardía. También destacar el parque delle Rimembraze por ubicar armamento militar de la II Guerra Mundial.

Sin duda alguna, fue un viaje tan repentino e inesperado como mi pelito rojo de aquel entonces.

¡Ciao Italia, nos veremos pronto!