¡Aquí estoy de nuevo!, y esta vez para traeros brevemente mi paso por la isla de Lanzarote.
En cuatro días que estuve, encontré la esencia de viajar a la aventura sin ningún tipo de apego material más que el apartamento en donde dormíamos. Era bien sencillo: nos cargábamos una mochila a la espalda (en mi caso una riñonera), trazábamos una ruta base y a partir de ahí nos dejábamos llevar.
Tampoco quiero detenerme conforme a qué hicimos, ya que más importante para mí es recalcar el hecho de que tuve un tiempo para evadirme de la rutina y compartir vivencias de la manera más bonita.








Eso sí, ¡recomiendo llevar protección solar sea en la época que sea!